Cinismo y fariseísmo político

Era el año 1969, y se publicó entonces “Conversación en la catedral” de Mario Vargas Llosa. Al comienzo, la novela nos pregunta a los lectores cuándo se «jodió» el Perú. Disculpen el verbo, pero es el sintagma usado por el genio peruano del que siempre he sentido gran afecto intelectual, absoluta admiración por él. Desde sus inicios literarios fue Vargas Llosa el más laborioso y diligente de los literatos hispanoamericanos. Su obra es inmensa, y la parte de ella que corresponde a los últimos años no oculta el talento y la grandeza de todo lo precedente. Quizá Vargas Llosa aún hoy y desde el cielo, desconozca cuándo se fue “su Perú” al desfiladero del olvido o la decadencia. Creo que a estas alturas ya no le interesará demasiado estando ahí arriba. Sin embargo, a los españoles sí debe interesarnos cuándo todo nuestro futuro empezó a tener algo de esperanza : concretamente, el 17 de diciembre del 2013. Ese día se fundó Vox, el partido que desde entonces ha iluminado en la medida de lo posible el porvenir de España. A Vox, desde su fundación a últimos del 2013, siempre le ha movido un afán loable. Se equivoca todo el que dice que Vox es la coartada de Pedro Sánchez para perseverar en la Presidencia del Gobierno de España, y será así hasta el 2027 por culpa de las campañas del PP y por el maldito rumbo equivocado que tomó hace tiempo el PNV. Sánchez ondeará de nuevo la bandera de su único lema electoral : «Que viene la ultraderecha», y son muchos los que lo creen observando el panorama electoral de la Unión Europea, pero hasta a la propia izquierda le cansa cada vez más este poco original lema. Un ejemplo son los últimos resultados electorales en Alemania, que fueron contundentes, y los que están a la derecha de la derecha doblaron sus votos. Vox es el único partido político que es solidario con su propio país. También se equivocan los medios que en sus editoriales afirman que lo único que necesita Sánchez para perpetuarse en el poder es que Vox se mantenga o avance... ¡Por Dios! Eso es cinismo y fariseísmo político.