OPINIÓN
Renaturalizando, que es gerundio
Ana Belén González Rogado
![[Img #103112]](https://eldiadezamora.es/upload/images/11_2025/5236_imagen-de-whatsapp-2025-11-06-a-las-111810_5dd1ab94.jpg)
Aunque algunas personas dicen que hemos abandonado zonas en las que desde el Ayuntamiento de Zamora se han hecho actuaciones de renaturalización, no todo es lo que parece.
La renaturalización no es hacer parques o jardines, sino iniciar un proceso ecológico para devolver a ecosistemas alterados por la intervención humana su capacidad para recuperarse, de modo que los procesos ecológicos, como la sucesión natural y la biodiversidad, se restablezcan progresivamente. No es abandono, es parte del camino.
Este proceso lleva tiempo y los resultados no se ven a los pocos meses. Lo primero es lograr la recuperación de un suelo que, habitualmente, está bastante degradado. Para esto, es fundamental incrementar la materia orgánica de manera regular, interviniendo solo lo necesario. No se pueden realizar desbroces generalizados en la zona ya que se genera el efecto contrario. Al desbrozar, se priva de materia orgánica al suelo, lo que a su vez limita su capacidad de retención de humedad y provoca que se vaya resecando y erosionando progresivamente. Desbrozar impide la regeneración del suelo y conduce a un sustrato cada vez más pobre, frágil y desequilibrado, aumentado la presencia de especies como ortigas o cardo mariano (o borriquero, como dice mi madre).
Hemos de ser conscientes de que renaturalizar no es solo hacer jardines, sino establecer los cimientos para futuras zonas verdes naturales. Para acelerar el proceso de regeneración del suelo, lo que hacemos es tumbar o chafar la hierba y dejarla sobre el suelo como cubierta vegetal, realizándolo de forma puntual a lo largo del año. La única licencia que nos hemos tomado es limpiar alrededor de las mesas de madera instaladas, para hacer compatible la regeneración con el uso recreativo de la zona.
Tras ese proceso de acolchado y a medida que el suelo comienza a regenerarse y a tener más materia orgánica, empieza a retener más humedad, cambiando su estructura y su pH, dos parámetros fundamentales para medir la salud del suelo. En ese punto comienza el cambio de vegetación de la zona: cambian los tipos de hierbas, los árboles tienen mayor capacidad para sobrevivir al disponer de más humedad y aumenta su crecimiento. Como consecuencia hay más superficie de sombra y, en otoño un volumen mayor de hojas aportan más materia orgánica al suelo, iniciando un ciclo de retroalimentación positiva: mayor aporte de materia orgánica, mayor capacidad de retención de humedad y mayor crecimiento de la vegetación en su conjunto, incrementándose la actividad de hongos micorrízicos y rizobacterias que mejoran la microbiología del suelo y contribuyen a potenciar el círculo iniciado.
Solo siguiendo este camino podremos tener un bosque de ribera cada vez más resiliente y sano.
Así que no, el Ayuntamiento de Zamora, en el proyecto RenaturaliZA, no abandona las actuaciones realizadas, no es irresponsable y no tira el dinero público. Estamos iniciando un largo proceso: la recuperación del ecosistema de ribera, un ecosistema que desapareció en esas parcelas por la intervención humana.
Porque estamos renaturalizando, un gerundio que gramaticalmente indica que el proceso está en curso.
Ana Belén González Rogado
Concejala de Fondos Europeos, Urbanismo, Transformación Digital y Prensa
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Aunque algunas personas dicen que hemos abandonado zonas en las que desde el Ayuntamiento de Zamora se han hecho actuaciones de renaturalización, no todo es lo que parece.
La renaturalización no es hacer parques o jardines, sino iniciar un proceso ecológico para devolver a ecosistemas alterados por la intervención humana su capacidad para recuperarse, de modo que los procesos ecológicos, como la sucesión natural y la biodiversidad, se restablezcan progresivamente. No es abandono, es parte del camino.
Este proceso lleva tiempo y los resultados no se ven a los pocos meses. Lo primero es lograr la recuperación de un suelo que, habitualmente, está bastante degradado. Para esto, es fundamental incrementar la materia orgánica de manera regular, interviniendo solo lo necesario. No se pueden realizar desbroces generalizados en la zona ya que se genera el efecto contrario. Al desbrozar, se priva de materia orgánica al suelo, lo que a su vez limita su capacidad de retención de humedad y provoca que se vaya resecando y erosionando progresivamente. Desbrozar impide la regeneración del suelo y conduce a un sustrato cada vez más pobre, frágil y desequilibrado, aumentado la presencia de especies como ortigas o cardo mariano (o borriquero, como dice mi madre).
Hemos de ser conscientes de que renaturalizar no es solo hacer jardines, sino establecer los cimientos para futuras zonas verdes naturales. Para acelerar el proceso de regeneración del suelo, lo que hacemos es tumbar o chafar la hierba y dejarla sobre el suelo como cubierta vegetal, realizándolo de forma puntual a lo largo del año. La única licencia que nos hemos tomado es limpiar alrededor de las mesas de madera instaladas, para hacer compatible la regeneración con el uso recreativo de la zona.
Tras ese proceso de acolchado y a medida que el suelo comienza a regenerarse y a tener más materia orgánica, empieza a retener más humedad, cambiando su estructura y su pH, dos parámetros fundamentales para medir la salud del suelo. En ese punto comienza el cambio de vegetación de la zona: cambian los tipos de hierbas, los árboles tienen mayor capacidad para sobrevivir al disponer de más humedad y aumenta su crecimiento. Como consecuencia hay más superficie de sombra y, en otoño un volumen mayor de hojas aportan más materia orgánica al suelo, iniciando un ciclo de retroalimentación positiva: mayor aporte de materia orgánica, mayor capacidad de retención de humedad y mayor crecimiento de la vegetación en su conjunto, incrementándose la actividad de hongos micorrízicos y rizobacterias que mejoran la microbiología del suelo y contribuyen a potenciar el círculo iniciado.
Solo siguiendo este camino podremos tener un bosque de ribera cada vez más resiliente y sano.
Así que no, el Ayuntamiento de Zamora, en el proyecto RenaturaliZA, no abandona las actuaciones realizadas, no es irresponsable y no tira el dinero público. Estamos iniciando un largo proceso: la recuperación del ecosistema de ribera, un ecosistema que desapareció en esas parcelas por la intervención humana.
Porque estamos renaturalizando, un gerundio que gramaticalmente indica que el proceso está en curso.
Ana Belén González Rogado
Concejala de Fondos Europeos, Urbanismo, Transformación Digital y Prensa

















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