CRÍTICAS
¡Que ni PP ni PSOE se echen nada en cara sobre la decadencia de Zamora!
Eugenio-Jesús de Ávila
El PP, porque está en su deber, porque es oposición, criticó en su momento la política de fiscalidad diferenciada, dispuesta por Pedro Sánchez para favorecer a tres provincias: Soria, Teruel y Cuenca, despobladas y marginadas, olvidadas y despobladas, y obviar la opción de Zamora, la sociedad española que presenta una acelerada marcha hacia el desierto demográfico.
Cada año, nuestra provincia pierde alrededor de 2.000 habitantes, entre fallecimientos y jóvenes que buscan una ocupación laboral en provincias con mayores privilegios, como la vecina Valladolid, donde en no mucho tiempo, se instalarán dos factorías que darán trabajo a 5.000 personas. Algo, digo yo, tendrá que ver la Junta en la decisión final de los directivos de esas dos empresas extranjeras para asentar sus fábricas. A Zamora nunca nos llega nada de nada. Solo miseria.
El PP, como he escrito, está su deber, como oposición, de criticar al Gobierno. Pero el partido conservador ha hecho casi tanto daño, y ya es todo un récord, como el PSOE, que lidera la clasificación de formaciones dañinas con Zamora, desde su poder omnímodo en la Junta de Castilla y León y cuando gobernó desde La Moncloa. Que yo recuerde, solo se construyó la autovía entre nuestra ciudad y Tordesillas.
Ambos, empírico, pasaron de Zamora, de esta provincia. El PP, porque creyó tener el voto asegurado: los zamoranos elegirían sus listas, colocaran a Maíllo, Pepito Grillo o el Capitán Trueno, aunque no hiciesen nada aquí y se volcasen en Pucela y Burgos, cuando gobernaban desde Valladolid, o durante los ejecutivos de ámbito nacional. Y no me vengan con cuentos de la historia del AVE por Zamora. Si atraviesa por nuestra ciudad se debe a que es el camino más corto hacia Galicia. Y nada más. Si hubiera podido Rajoy, el tren se hubiera desviado por León y evitado la capital de la provincia.
Ni para unos, montescos, ni para los otres, capuletos, Zamora existió jamás. Diría más, para los políticos del PP y del PSOE que dicen representarnos en Madrid o en Valladolid tampoco cuenta, porque lo importante no es España ni Zamora, sino perpetuarse en la res pública, jubilarse en un buen puesto político.
Los zamoranos no dejamos de ser huérfanos políticos en una España en quiebra moral, ética y política, en la que cada autonomía, mediante chantajes, como los socios de Pedro Sánchez, o presiones, como el resto de comunidades, sí tienen quiénes las defiendan. Hay que buscar otro Viriato o un Vellido Dolfos para que Zamora vuelva a ganar batallas políticas. De no ser así, esta provincia será disuelta e integrada en las cuatro que nos circundan. En 2033 se cumplen 200 años de la formación de las provincias españolas, obra de Javier de Burgos. Quizá, dada la despoblación galopante del territorio zamorano, urja una nueva forma de administración para esta tierra zamorana.
Eugenio-Jesús de Ávila
Eugenio-Jesús de Ávila
El PP, porque está en su deber, porque es oposición, criticó en su momento la política de fiscalidad diferenciada, dispuesta por Pedro Sánchez para favorecer a tres provincias: Soria, Teruel y Cuenca, despobladas y marginadas, olvidadas y despobladas, y obviar la opción de Zamora, la sociedad española que presenta una acelerada marcha hacia el desierto demográfico.
Cada año, nuestra provincia pierde alrededor de 2.000 habitantes, entre fallecimientos y jóvenes que buscan una ocupación laboral en provincias con mayores privilegios, como la vecina Valladolid, donde en no mucho tiempo, se instalarán dos factorías que darán trabajo a 5.000 personas. Algo, digo yo, tendrá que ver la Junta en la decisión final de los directivos de esas dos empresas extranjeras para asentar sus fábricas. A Zamora nunca nos llega nada de nada. Solo miseria.
El PP, como he escrito, está su deber, como oposición, de criticar al Gobierno. Pero el partido conservador ha hecho casi tanto daño, y ya es todo un récord, como el PSOE, que lidera la clasificación de formaciones dañinas con Zamora, desde su poder omnímodo en la Junta de Castilla y León y cuando gobernó desde La Moncloa. Que yo recuerde, solo se construyó la autovía entre nuestra ciudad y Tordesillas.
Ambos, empírico, pasaron de Zamora, de esta provincia. El PP, porque creyó tener el voto asegurado: los zamoranos elegirían sus listas, colocaran a Maíllo, Pepito Grillo o el Capitán Trueno, aunque no hiciesen nada aquí y se volcasen en Pucela y Burgos, cuando gobernaban desde Valladolid, o durante los ejecutivos de ámbito nacional. Y no me vengan con cuentos de la historia del AVE por Zamora. Si atraviesa por nuestra ciudad se debe a que es el camino más corto hacia Galicia. Y nada más. Si hubiera podido Rajoy, el tren se hubiera desviado por León y evitado la capital de la provincia.
Ni para unos, montescos, ni para los otres, capuletos, Zamora existió jamás. Diría más, para los políticos del PP y del PSOE que dicen representarnos en Madrid o en Valladolid tampoco cuenta, porque lo importante no es España ni Zamora, sino perpetuarse en la res pública, jubilarse en un buen puesto político.
Los zamoranos no dejamos de ser huérfanos políticos en una España en quiebra moral, ética y política, en la que cada autonomía, mediante chantajes, como los socios de Pedro Sánchez, o presiones, como el resto de comunidades, sí tienen quiénes las defiendan. Hay que buscar otro Viriato o un Vellido Dolfos para que Zamora vuelva a ganar batallas políticas. De no ser así, esta provincia será disuelta e integrada en las cuatro que nos circundan. En 2033 se cumplen 200 años de la formación de las provincias españolas, obra de Javier de Burgos. Quizá, dada la despoblación galopante del territorio zamorano, urja una nueva forma de administración para esta tierra zamorana.
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