BALONCESTO
Un segundo cuarto esotérico (10-42) minimizó al Caja Rural CB Zamora ante Palencia
Esta noche, cerca de las ocho, asistí en el pabellón “Ángel Nieto”, a un fenómeno esotérico. No sabría definir de otra manera que un equipo, Palencia, que solo había encestado 18 puntos en el primer cuarto, anotase 42 en 10 minutos, mientras su rival, Caja Rural CB Zamora, que encestó 23 en ese primer cuarto, solo conociese 10 en los diez minutos que separaban del descanso: 33-60.
Paradójico que en el primer cuarto los hombres de Saulo Hernández Bris hiciesen una defensa extraordinaria y acertasen a ver la canasta rival con cierta facilidad. Todo lo contrario del segundo cuarto, que se inició con dos tonterías del equipo azul mientras la blanca anotaba triple tras triple. Fue como, individual y colectivamente, el Caja Rural CB Zamora hubiera sufrido una abducción espiritual: permanecieron los cuerpos sobre el parqué, pero las almas se escaparon al éter. Lo dicho. Esotérico.
Después, en el tercer cuarto, los zamoranos llegaron a ponerse a 13 puntos (54-67), a falta de poco más de tres minutos para cerrarlo. La afición local, acomplejada tras el segundo cuarto, volvió a vibrar y llegó a creer que era posible la remontada. Minutos para la ilusión que, en definitiva, se frustró. Pero en ese tramo final, la escuadra azul volvió a las andadas. De tal manera, se jugaría el último cuarto con el encuentro decidido: 18 puntos a favor de Palencia (60-78).
No tuvo piedad la escuadra castellana en los últimos diez minutos. Quiso superar los cien puntos y lo logró, si bien los azules ganaron ese último cuarto por siete puntos: (17-24). Para dejar el finiquito del choque en 77-102.
Rogers fue el máximo anotador de la escuadra azul, con 18 puntos. Pauksté logró su mejor nota de la Liga, con 14 puntos. Martínez se hizo con 13; mientras que Thrastarson se quedó en 10.
Fotografís: Esteban Pedrosa
Esta noche, cerca de las ocho, asistí en el pabellón “Ángel Nieto”, a un fenómeno esotérico. No sabría definir de otra manera que un equipo, Palencia, que solo había encestado 18 puntos en el primer cuarto, anotase 42 en 10 minutos, mientras su rival, Caja Rural CB Zamora, que encestó 23 en ese primer cuarto, solo conociese 10 en los diez minutos que separaban del descanso: 33-60.
Paradójico que en el primer cuarto los hombres de Saulo Hernández Bris hiciesen una defensa extraordinaria y acertasen a ver la canasta rival con cierta facilidad. Todo lo contrario del segundo cuarto, que se inició con dos tonterías del equipo azul mientras la blanca anotaba triple tras triple. Fue como, individual y colectivamente, el Caja Rural CB Zamora hubiera sufrido una abducción espiritual: permanecieron los cuerpos sobre el parqué, pero las almas se escaparon al éter. Lo dicho. Esotérico.
Después, en el tercer cuarto, los zamoranos llegaron a ponerse a 13 puntos (54-67), a falta de poco más de tres minutos para cerrarlo. La afición local, acomplejada tras el segundo cuarto, volvió a vibrar y llegó a creer que era posible la remontada. Minutos para la ilusión que, en definitiva, se frustró. Pero en ese tramo final, la escuadra azul volvió a las andadas. De tal manera, se jugaría el último cuarto con el encuentro decidido: 18 puntos a favor de Palencia (60-78).
No tuvo piedad la escuadra castellana en los últimos diez minutos. Quiso superar los cien puntos y lo logró, si bien los azules ganaron ese último cuarto por siete puntos: (17-24). Para dejar el finiquito del choque en 77-102.
Rogers fue el máximo anotador de la escuadra azul, con 18 puntos. Pauksté logró su mejor nota de la Liga, con 14 puntos. Martínez se hizo con 13; mientras que Thrastarson se quedó en 10.
Fotografís: Esteban Pedrosa



















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