1ª RFEF
El Zamora CF, que mejora, "regala" la victoria al Racing de Ferrol
Un error inexplicable de Fermín, al blocar una pelota y chocar con Athuman, supuso el triunfo local, más expulsión de Carbonell en el último segundo de la primera entrega, provocan una nueva derrota rojiblanca
El Zamora CF y Óscar Cano deberían ir pensando ya en la permanencia que en jugar la fase de ascenso. De tal manera, se restaría responsabilidad a una plantilla que, como el Werther de Goethe, devorada por sus cuitas mentales. Esta tarde, bajo una lluvia de diluvio universal, se obsequió un mal Racing de Ferrol -no disparo nunca a puerta- con un gol de cachondeo: Fermín, que no falla nunca, bloca un balón sin peligro en el área chica, y se lo ocurre botarlo, chocando con Athuman que andaba por allí, dejándolo a los pies de Escobar que solo tiene que empujar a un marco sin habitantes. Corría el minuto 22. Hasta entonces solo había rematado el Zamora, que se había hecho con el ritmo del partido.
Tras el tanto local, Merchán, tras buena acción combinativa, obliga al portero ferrolano a detener un disparo raso (minuto 28), en una ocasión muy clara. Racing intentó jugar por la banda izquierda. Solo un buen centro al que no llegó nadie y poco más (31). Y otra jugada rojiblanca, también trenzada como exigen los cánones, finiquitada por Merchán y, de nuevo, el cancerbero detiene a ras de césped.
Y si el regalo al Racing para obtener su gol resultó grosero, faltaba la rima, hasta que Carbonell, hace una tijera a la salida de un córner. El portero y un defensa van como posesos a evitar el remate del delantero rojiblanco, golpea con su bota a uno de sus defensores. No hubo intención ninguna del futbolista, pero el árbitro, casero, no lo considero así. Segunda amarilla. La primera me pareció hiperbólica. Por lo tanto, el Zamora iniciaría la segunda mitad con un hombre menos y un gol, patético, de más.
Contaré que Óscar Cano jugó con tres centrales y dos laterales abiertos: Luismi, Athuman y Codina. Rufo, por la diestra, y Merchán, por la zurda, con el encargo de abrir el fútbol rojiblanco. Y, excepción hecha del tanto gallego y la estupidez de la expulsión, el Zamora mostró mayor empaque, calidad y profundidad que la escuadra local. Tampoco desarrollo un fútbol espléndido, pero mandó sobre el pesado césped de La Malata. Hubo diferencias claras respecto al goleado en El Toralín y Pasaron. Pero, también por tercera vez en esta temporada (Tenerife, Ponferradina y Pontevedra), los rojiblancos se vieron obligados a jugar demasiados minutos con un hombre menos.
Como el expulsado fue un hombre de ataque, Cano mantuvo la estructura con la que inició el choque, pero dejando ya a un solo delantero en la punta: Eslava.
La mejor acción del Zamora en la segunda mitad, a la hora de juego, un centro, muy peligroso y acrobático de Márquez que no encuentra finalizador.
Un minuto después, Farrell sustituía a Eslava. Todo siguió igual. Racing seguía sin poner en apuros a la zaga rojiblanca, hasta el punto que Fermín jugó más como hombre libre a la italiana, que como cancerbero.
En el minuto 70, dos cambios en el Racing, con participación de Gelardo y Mardones y marchas de Álvaro Juan y Peña. Su equipo no lo notó para nada. La zaga y la media rojiblanca apenas consideraron las ofensivas verdiblancas, más propias de un equipo menor que de un candidato al ascenso.
La escuadra de Óscar Cano llevaba el control del partido, pero tampoco puso nerviosa a la zaga local. Tocaba sustituir a Márquez, ya muy cansado, y a Rufo, que se pegó una gran paliza, por Sergi López y Monerris, que estuvieron sobre el pesado césped los seis hasta el noventa y otros seis de propina. No fueron los últimos cambios, porque en el 87 entraron Clavería por Ramos y Romero por Merchán.
Durante los seis minutos de prolongación, solo hubo una acción que pudo transformar el resultado. Dentro del área, un defensa, sin opción de disputar la pelota, propina un cabezazo a Codina, en un centro al área. Cano reclama revisión, pero el colegiado, reitero que muy casero, no lo vio así. Si la jugada hubiera sido en el área rojiblanca, pena máxima. Convencido.
Corolario: el Zamora ha mejorado en su juego respecto a sus últimos partidos lejos de su feudo: Tenerife, Ponferrada y Pontevedra. Pero un obsequio tonto propició su derrota ante un equipo que nunca disparo a puerta, solo empujar el balón al fondo de la red, que le concedió Fermín en colaboración con Athuman que pasaba por allí.
Urge derrotar al Talavera, hundido en la clasificación el próximo domingo en el Ruta de la Plata. No queda otra. Y tratar, después, de alejarse de las posiciones de descenso.
E. Navascués de Zubiría
Fotografías: Zamora CF
El Zamora CF y Óscar Cano deberían ir pensando ya en la permanencia que en jugar la fase de ascenso. De tal manera, se restaría responsabilidad a una plantilla que, como el Werther de Goethe, devorada por sus cuitas mentales. Esta tarde, bajo una lluvia de diluvio universal, se obsequió un mal Racing de Ferrol -no disparo nunca a puerta- con un gol de cachondeo: Fermín, que no falla nunca, bloca un balón sin peligro en el área chica, y se lo ocurre botarlo, chocando con Athuman que andaba por allí, dejándolo a los pies de Escobar que solo tiene que empujar a un marco sin habitantes. Corría el minuto 22. Hasta entonces solo había rematado el Zamora, que se había hecho con el ritmo del partido.
Tras el tanto local, Merchán, tras buena acción combinativa, obliga al portero ferrolano a detener un disparo raso (minuto 28), en una ocasión muy clara. Racing intentó jugar por la banda izquierda. Solo un buen centro al que no llegó nadie y poco más (31). Y otra jugada rojiblanca, también trenzada como exigen los cánones, finiquitada por Merchán y, de nuevo, el cancerbero detiene a ras de césped.
Y si el regalo al Racing para obtener su gol resultó grosero, faltaba la rima, hasta que Carbonell, hace una tijera a la salida de un córner. El portero y un defensa van como posesos a evitar el remate del delantero rojiblanco, golpea con su bota a uno de sus defensores. No hubo intención ninguna del futbolista, pero el árbitro, casero, no lo considero así. Segunda amarilla. La primera me pareció hiperbólica. Por lo tanto, el Zamora iniciaría la segunda mitad con un hombre menos y un gol, patético, de más.
Contaré que Óscar Cano jugó con tres centrales y dos laterales abiertos: Luismi, Athuman y Codina. Rufo, por la diestra, y Merchán, por la zurda, con el encargo de abrir el fútbol rojiblanco. Y, excepción hecha del tanto gallego y la estupidez de la expulsión, el Zamora mostró mayor empaque, calidad y profundidad que la escuadra local. Tampoco desarrollo un fútbol espléndido, pero mandó sobre el pesado césped de La Malata. Hubo diferencias claras respecto al goleado en El Toralín y Pasaron. Pero, también por tercera vez en esta temporada (Tenerife, Ponferradina y Pontevedra), los rojiblancos se vieron obligados a jugar demasiados minutos con un hombre menos.
Como el expulsado fue un hombre de ataque, Cano mantuvo la estructura con la que inició el choque, pero dejando ya a un solo delantero en la punta: Eslava.
La mejor acción del Zamora en la segunda mitad, a la hora de juego, un centro, muy peligroso y acrobático de Márquez que no encuentra finalizador.
Un minuto después, Farrell sustituía a Eslava. Todo siguió igual. Racing seguía sin poner en apuros a la zaga rojiblanca, hasta el punto que Fermín jugó más como hombre libre a la italiana, que como cancerbero.
En el minuto 70, dos cambios en el Racing, con participación de Gelardo y Mardones y marchas de Álvaro Juan y Peña. Su equipo no lo notó para nada. La zaga y la media rojiblanca apenas consideraron las ofensivas verdiblancas, más propias de un equipo menor que de un candidato al ascenso.
La escuadra de Óscar Cano llevaba el control del partido, pero tampoco puso nerviosa a la zaga local. Tocaba sustituir a Márquez, ya muy cansado, y a Rufo, que se pegó una gran paliza, por Sergi López y Monerris, que estuvieron sobre el pesado césped los seis hasta el noventa y otros seis de propina. No fueron los últimos cambios, porque en el 87 entraron Clavería por Ramos y Romero por Merchán.
Durante los seis minutos de prolongación, solo hubo una acción que pudo transformar el resultado. Dentro del área, un defensa, sin opción de disputar la pelota, propina un cabezazo a Codina, en un centro al área. Cano reclama revisión, pero el colegiado, reitero que muy casero, no lo vio así. Si la jugada hubiera sido en el área rojiblanca, pena máxima. Convencido.
Corolario: el Zamora ha mejorado en su juego respecto a sus últimos partidos lejos de su feudo: Tenerife, Ponferrada y Pontevedra. Pero un obsequio tonto propició su derrota ante un equipo que nunca disparo a puerta, solo empujar el balón al fondo de la red, que le concedió Fermín en colaboración con Athuman que pasaba por allí.
Urge derrotar al Talavera, hundido en la clasificación el próximo domingo en el Ruta de la Plata. No queda otra. Y tratar, después, de alejarse de las posiciones de descenso.
E. Navascués de Zubiría
Fotografías: Zamora CF























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