Valles de los Caídos

Construyen y derrumban, con fondos públicos. Nada nuevo. Tiran el dinero y los recursos, estamos acostumbrados. Esto no anima mucho a pagar los impuestos y uno se cuestiona si así son verdaderamente legítimos. Mientras cientos de miles de familias penan por llegar a fin de mes y se agobian para poder pagar el alquiler o la calefacción y los alimentos, cada vez más costosos, el gobierno ahora tiene previsto gastar treinta millones de euros para reformar el Valle de los Caídos, con una gigantesca grieta, llamándolo y resignificándolo como Cuelgamuros, símbolo costoso de nuestro país, atiborrado de corruptos y mediocres. Y todo para nada: memorias torcidas, recuerdos mirados solo con un ojo, cerrado el otro. Polvo sobre el polvo, mientras lo esencial se deja a un lado.

            Al menos el presidente de EEUU mira al futuro cuando gasta, bombardeando unilateralmente y al margen de leyes internacionales lanchas de narcotraficantes. Venezuela tiembla. La nave de guerra más poderosa y moderna del mundo, el portaviones estadounidense USS Gerald R. Ford, cuesta 8'4 millones de dólares al día para desplazar sus cien mil toneladas y sus cuatro mil marines. Ahora se encamina hacia el Caribe. Si logra frenar el transporte de droga o cambiar el régimen dictatorial y bananero que tanto ha inspirado a nuestro hispánico gobierno habrá logrado para muchos un gran éxito. Tampoco parece vana la amenaza que Trump ha hecho al Congo si siguen martirizando cristianos. Los islamistas acaban de asesinar a otros doce seguidores de Jesús. Perdidos sus hogares, hay siete millones de desplazados. Decapitaciones, carbonizados cadáveres, cacerías de cristianos que poco importan a quienes protestan defendiendo a los palestinos. Paradójicamente, la izquierda española siempre ha defendido al islam que, sin embargo, es su acérrimo enemigo. Es terrible lo sucedido en Palestina, pero lo que pasa en África central no deja de ser horrendo. Cuando Houellebecq publicó Sumisión no imaginaba que tendría que callar muchas cosas en el futuro, como declaró hace poco. La censura es continua en muchos medios de comunicación, mientras se nos va islamizando Bruselas y hasta se plantean permitir la poligamia, con el puesto rumbo hacia una futura guerra civil europea cada vez más cercana, mientras siguen llegando inmigrantes velados y que odian nuestras libertades, para ellos indecentes.

            Norteamérica parece ir decidida a acciones contundentes, veremos sus efectos. En España se disputa en cambio por un pasado que ya no hemos de cambiar, mientras se nos derrumba el presente y el futuro amenaza con horrendos nubarrones, tal vez con nuevas inundaciones de inmoral lodo. Hay muchos valles de caídos en el mundo a los que nadie mira, porque no interesa. A los negritos cristianitos se les ignora, no hay flotillas que pretendan ir a ayudarles simbólicamente. Pero los símbolos, las banderitas no sirven sin hechos que puedan cambiar la ensangrentada realidad.

Ilia Galán Díez

Catedrático de Estética y Teoría de las Artes
Humanidades: Geografía, Historia y Arte
Universidad Carlos III de Madrid