Edades del Hombre: Luchando por Zamora

La historia se repite, aunque sea con otros protagonistas. Cuando somos mayores recreamos los gestos de nuestros padres e incluso proferimos las mismas expresiones que entonces nos parecían un tanto absurdas, o de las que nos avergonzábamos en silencio. Repetimos las historias porque, en el fondo, la vida es muy parecida para los que somos nacidos en un mismo lugar.

Los zamoranos tenemos sangre de tierra y alma de rio, nos gusta caminar una y otra vez por los mismos lugares, porque nunca nos cansamos del recorrido de Santa Clara a la catedral, o el paseo junto a las murallas bajando hacia el rio, en una preciosa estampa de lo que fue un día esta ciudad que se protegía de las luchas contra sus adversarios.

Los zamoranos, sin embargo, somos gente de paz; tranquilos muchos, inconformistas bastantes y algunos peleones hasta la saciedad; pero también hay otra gente que se conforma, que acata, tal vez porque esté desengañada, todo les dé igual y solo pretendan seguir con sus vidas hasta el final y que les dejen en paz. Me quedo con los primeros, porque hay que batallar por cada centímetro de tierra, por cada mota de aire, por cada gota del rio; hemos de pelear para no perder lo que tenemos, porque todo hermosee cada vez más, para que la ciudad siga con los avances que este consistorio está poniendo en práctica desde hace tiempo, que la actualizan y embellecen y que tanto nos llenan de orgullo a los zamoranos; porque queremos ver grupos de turistas  que admiren la belleza de las calles, los monumentos, las iglesias, la arquitectura, los puentes que surcan el rio, y cuando les veo compruebo que, en general, son gente culta que viene a aprender y a gozar de las cosas sencillas que tenemos y que, en el fondo, son las más preciadas de la vida.

Se celebran en estos meses “Las Edades del Hombre” y, por fortuna, es Zamora la ciudad anfitriona; una ocasión perfecta para publicitarla, para llevarla extramuros, pero también para que la urbe se llene de carteles indicadores del evento, tanto en el casco histórico, como en las calles y los accesos a la capital. No he visto ninguno. La gente tiene que estar al tanto de acontecimientos de este tipo, y no encontrarse de golpe en la catedral con el único reclamo de dicho acontecimiento. ¡Esta ausencia hay que repararla!

La iluminación navideña será espectacular: sencilla y elegante, muy alejada de la ostentación rayana en la vulgaridad de la que se vanagloria el Sr. Caballero, alcalde de Vigo, más amigo del brillo que de la razón, y que tanto ha perjudicado a Sanabria con la supresión de paradas del AVE en esa comarca. No dejaremos de luchar hasta que se reanude este servicio, vital para mucha gente; para eso estamos ahí los peleones, reivindicando un derecho que nos han quitado.

Mª Soledad Martín Turiño