YO PREGUNTO
¿Qué has hecho tú, zamorano, por tu tierra?
Eugenio-Jesús de Ávila
“No se pregunten que puede hacer su país por ustedes, sino que pueden hacer ustedes por su país”. El aserto corresponde a J.F.K., pronunciado durante su discurso de toma de posesión como presidente de Estados Unidos. Me parece una frase esclarecedora. Yo transformo la reflexión de Kennedy para hacer más provincia. Quedaría así: “No te preguntes que puede hacer Zamora por ti, pregúntate que puedes hacer tu por tu ciudad y provincia.
Y formulo esa cuestión, porque pienso que los zamoranos apenas hemos trabajado para que Zamora avanzase, progresase, renaciese. Los zamoranos y su apatía antropológica, también esa abulia social, hemos propiciado que nuestra provincia se haya ido deteriorando, diluyendo y mermando. Una buena parte de las gentes de aquí ha votado siempre a sus verdugos, a los que jamás la representaron ni en las Cortes de Castilla y León, ni en el Congreso de los Diputados ni el Senado, Cámaras que solo sirven para diputados y senadores perciban salarios tres o cuatro veces superiores a los que recibirían por sus profesiones y, además, otras prebendas.
Cada uno de nosotros, deberíamos cuestionarnos todas las noches, antes de que Morfeo nos cautive, qué he hecho yo por Zamora, por mi pueblo, por mi tierra, por agricultores, ganaderos, comerciantes, pequeños empresarios; por mejorar nuestra educación, por embellecer las ciudades, por conservar su patrimonio monumental. Nada. Toreo de salón, críticas provincianas en cafeterías y bares, mientras nos tomábamos unas cañas, unos vinos y unas ricas viandas, cuando todo análisis aparecía como inteligente y progresista. Ahora bien, cuando alguien solicitaba un paso al frente, ayuda social, proyección de ideas, la mayoría guardaba silencio, porque muchas de las profesiones de los que zaherían a los políticos, dependían de ayudas públicas.
La pérdida de El Correo de Zamora, el medio de comunicación decano de la provincia, que conocía su primera edición en 1898, propiedad de empresarios zamoranos, esclarece la falta de personalidad de los organismos empresariales locales para defender también nuestro patrimonio cultural. El nuevo grupo editorial desprecio la cabecera centenaria, la jibarizó. Colocó otra, vulgar, sin arraigo en la ciudad y la provincia. Y no pasó nada. Ese periódico tenía más tradición que la gran mayoría de hermandades y cofradías de la Semana Santa. Otra vez la apatía antropológica.
Creo que la última vez que Zamora se tomó en serio que existía aconteció en el año 1989, en aquella primavera en la que el alcalde, J. Antolín Martín, saltó la verja del cuartel Viriato, abandonado por Defensa, al que siguieron miles de zamoranos, menos, por supuesto, los dirigentes del PSOE y militancia. Desde el siglo pasado mis paisanos no se menean, quizá se sobresaltaron cuando el inefable ministro de Transporte comulgó con las ruedas de molino de otro socialista, el alcalde Vigo, suspendió las paradas del AVE en Sanabria. Y poco más.
Yo, como periodista en el auténtico El Correo de Zamora, en TVE, Castilla y León, en La Prensa de Zamora, como jefe de sección, en La Voz de Zamora, como director, y en El Día de Zamora, como editor y director, escribí miles de artículos e informaciones de importancia. Critiqué a políticos del PP, del PSOE, de Vox, de Zamora Sí, de todos, menos, excepción a la regla, a la IU de Guarido, a quien concedí, de formar gratuita, dos páginas a la semana para escribir lo que le diera en gana. También Podemos gozó de una página noble en mi periódico. Después, me insultaron, cuando critiqué a su macho alfa, echando mano de La Biblia.
¿Pude hacer más? Seguro. Solo sé que mis críticas a presidentes de instituciones públicas locales, me costaron ayudas en publicidad durante mucho tiempo.
Ahora pregúntese el lector si pudo hacer algo más por su ciudad y provincia. Convencido estoy que, si cada zamorano se hubiese revelado contra las injusticias y las humillaciones cometidas por los gobiernos del PSOE, 28 años en La Moncloa, y PP, 14, nuestra tierra ahora mismo no ocuparía las últimas posiciones en actividad económica y despoblación. No fuimos nunca pobres. El Estado nos depauperó. Vale. Con esta palabra concluía Cervantes su grandísimo Don Quijote de la Mancha.
Eugenio-Jesús de Ávila
“No se pregunten que puede hacer su país por ustedes, sino que pueden hacer ustedes por su país”. El aserto corresponde a J.F.K., pronunciado durante su discurso de toma de posesión como presidente de Estados Unidos. Me parece una frase esclarecedora. Yo transformo la reflexión de Kennedy para hacer más provincia. Quedaría así: “No te preguntes que puede hacer Zamora por ti, pregúntate que puedes hacer tu por tu ciudad y provincia.
Y formulo esa cuestión, porque pienso que los zamoranos apenas hemos trabajado para que Zamora avanzase, progresase, renaciese. Los zamoranos y su apatía antropológica, también esa abulia social, hemos propiciado que nuestra provincia se haya ido deteriorando, diluyendo y mermando. Una buena parte de las gentes de aquí ha votado siempre a sus verdugos, a los que jamás la representaron ni en las Cortes de Castilla y León, ni en el Congreso de los Diputados ni el Senado, Cámaras que solo sirven para diputados y senadores perciban salarios tres o cuatro veces superiores a los que recibirían por sus profesiones y, además, otras prebendas.
Cada uno de nosotros, deberíamos cuestionarnos todas las noches, antes de que Morfeo nos cautive, qué he hecho yo por Zamora, por mi pueblo, por mi tierra, por agricultores, ganaderos, comerciantes, pequeños empresarios; por mejorar nuestra educación, por embellecer las ciudades, por conservar su patrimonio monumental. Nada. Toreo de salón, críticas provincianas en cafeterías y bares, mientras nos tomábamos unas cañas, unos vinos y unas ricas viandas, cuando todo análisis aparecía como inteligente y progresista. Ahora bien, cuando alguien solicitaba un paso al frente, ayuda social, proyección de ideas, la mayoría guardaba silencio, porque muchas de las profesiones de los que zaherían a los políticos, dependían de ayudas públicas.
La pérdida de El Correo de Zamora, el medio de comunicación decano de la provincia, que conocía su primera edición en 1898, propiedad de empresarios zamoranos, esclarece la falta de personalidad de los organismos empresariales locales para defender también nuestro patrimonio cultural. El nuevo grupo editorial desprecio la cabecera centenaria, la jibarizó. Colocó otra, vulgar, sin arraigo en la ciudad y la provincia. Y no pasó nada. Ese periódico tenía más tradición que la gran mayoría de hermandades y cofradías de la Semana Santa. Otra vez la apatía antropológica.
Creo que la última vez que Zamora se tomó en serio que existía aconteció en el año 1989, en aquella primavera en la que el alcalde, J. Antolín Martín, saltó la verja del cuartel Viriato, abandonado por Defensa, al que siguieron miles de zamoranos, menos, por supuesto, los dirigentes del PSOE y militancia. Desde el siglo pasado mis paisanos no se menean, quizá se sobresaltaron cuando el inefable ministro de Transporte comulgó con las ruedas de molino de otro socialista, el alcalde Vigo, suspendió las paradas del AVE en Sanabria. Y poco más.
Yo, como periodista en el auténtico El Correo de Zamora, en TVE, Castilla y León, en La Prensa de Zamora, como jefe de sección, en La Voz de Zamora, como director, y en El Día de Zamora, como editor y director, escribí miles de artículos e informaciones de importancia. Critiqué a políticos del PP, del PSOE, de Vox, de Zamora Sí, de todos, menos, excepción a la regla, a la IU de Guarido, a quien concedí, de formar gratuita, dos páginas a la semana para escribir lo que le diera en gana. También Podemos gozó de una página noble en mi periódico. Después, me insultaron, cuando critiqué a su macho alfa, echando mano de La Biblia.
¿Pude hacer más? Seguro. Solo sé que mis críticas a presidentes de instituciones públicas locales, me costaron ayudas en publicidad durante mucho tiempo.
Ahora pregúntese el lector si pudo hacer algo más por su ciudad y provincia. Convencido estoy que, si cada zamorano se hubiese revelado contra las injusticias y las humillaciones cometidas por los gobiernos del PSOE, 28 años en La Moncloa, y PP, 14, nuestra tierra ahora mismo no ocuparía las últimas posiciones en actividad económica y despoblación. No fuimos nunca pobres. El Estado nos depauperó. Vale. Con esta palabra concluía Cervantes su grandísimo Don Quijote de la Mancha.




























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.38