ZAMORANA
Zamora en Navidad
Mª Soledad Martín Turiño
![[Img #103874]](https://eldiadezamora.es/upload/images/12_2025/1740_690_7075_soledad.jpg)
Zamora luce en todo su esplendor. Las calles han combatido la oscuridad de la noche con cientos de luminarias que anuncian la llegada de la Navidad. Da gusto caminar por sus rúas o detenerse en las plazas; solo el frio pretende disuadirnos de salir, pero no hay más que pertrecharse bajo abrigos, bufandas y guantes para refrenar el impulso.
La luz es vida, pero también es magia, sobre todo para los más pequeños que contemplan extasiados las guirnaldas de colores y esas formas de árboles, alas de ángeles, estrellas, líneas y círculos que se despliegan de lado a lado de las calles, o engalanan los edificios que lucen más bonitos que nunca.
Con la Navidad desplegada en la calle llegan también los polvorones, turrones y dulces propios de estas fiestas; villancicos y conciertos ponen la nota musical; abetos y pinos, cada vez más altos, se cubren de luces, bolas, regalos, cintas y adornos; las cabalgatas de Papá Noel y Reyes concitan un gran público, sobre todo infantil; y no podemos olvidar visitar los Belenes expuestos en diferentes lugares de la ciudad, muchos de ellos auténticas joyas de imaginería, que muestran el nacimiento de Jesús, a la vez que inspiran un sentimiento de reconciliación, de paz y de entendimiento desde la humildad de un niño que vino al mundo para traer la paz y demostrar con su propia vida su amor incondicional hacia los demás.
Aunque este mensaje se ha perdido y para la práctica totalidad de la gente estos días son más propios para comer, beber, reunirse, regalar y pasarlo bien; no debemos perder el sentido intrínseco de buena voluntad que inspiran estas fechas. En una sociedad como la nuestra, ahora tan devaluada por escándalos y corruptelas, y más necesitada que nunca de reconciliación y apaciguamiento, sería bueno marcar un punto y aparte para cambiar los conceptos y transmitir proximidad, educación, cortesía y valores que corremos el riesgo de perder en favor de otros menos edificantes y, tristemente más populares, como la división, el enfrentamiento, el desafío o la constante provocación.
Que la Navidad sea, pues, una época de felicidad y encuentro, que disfrutemos de esta Zamora iluminada que luce más bella que nunca, y salgamos a la calle para participar de la magia que se nos brinda como un regalo anticipado en esta ciudad en forma de distintas actividades que nos han preparado con la pretensión de disfrutarla al máximo, tanto los zamoranos, como aquellos que nos visiten.
![[Img #103874]](https://eldiadezamora.es/upload/images/12_2025/1740_690_7075_soledad.jpg)
Zamora luce en todo su esplendor. Las calles han combatido la oscuridad de la noche con cientos de luminarias que anuncian la llegada de la Navidad. Da gusto caminar por sus rúas o detenerse en las plazas; solo el frio pretende disuadirnos de salir, pero no hay más que pertrecharse bajo abrigos, bufandas y guantes para refrenar el impulso.
La luz es vida, pero también es magia, sobre todo para los más pequeños que contemplan extasiados las guirnaldas de colores y esas formas de árboles, alas de ángeles, estrellas, líneas y círculos que se despliegan de lado a lado de las calles, o engalanan los edificios que lucen más bonitos que nunca.
Con la Navidad desplegada en la calle llegan también los polvorones, turrones y dulces propios de estas fiestas; villancicos y conciertos ponen la nota musical; abetos y pinos, cada vez más altos, se cubren de luces, bolas, regalos, cintas y adornos; las cabalgatas de Papá Noel y Reyes concitan un gran público, sobre todo infantil; y no podemos olvidar visitar los Belenes expuestos en diferentes lugares de la ciudad, muchos de ellos auténticas joyas de imaginería, que muestran el nacimiento de Jesús, a la vez que inspiran un sentimiento de reconciliación, de paz y de entendimiento desde la humildad de un niño que vino al mundo para traer la paz y demostrar con su propia vida su amor incondicional hacia los demás.
Aunque este mensaje se ha perdido y para la práctica totalidad de la gente estos días son más propios para comer, beber, reunirse, regalar y pasarlo bien; no debemos perder el sentido intrínseco de buena voluntad que inspiran estas fechas. En una sociedad como la nuestra, ahora tan devaluada por escándalos y corruptelas, y más necesitada que nunca de reconciliación y apaciguamiento, sería bueno marcar un punto y aparte para cambiar los conceptos y transmitir proximidad, educación, cortesía y valores que corremos el riesgo de perder en favor de otros menos edificantes y, tristemente más populares, como la división, el enfrentamiento, el desafío o la constante provocación.
Que la Navidad sea, pues, una época de felicidad y encuentro, que disfrutemos de esta Zamora iluminada que luce más bella que nunca, y salgamos a la calle para participar de la magia que se nos brinda como un regalo anticipado en esta ciudad en forma de distintas actividades que nos han preparado con la pretensión de disfrutarla al máximo, tanto los zamoranos, como aquellos que nos visiten.



















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