1ª RFEF
¿El Castilla es un equipo colosal o el Zamora se lo puso a “huevo”?
Análisis del reparto de puntos entre los de Óscar Cano y los de Arbeloa
E. Navascués de Zubiría
En esto del fútbol hay equipos que consideran que solo saben ganar ellos, porque sus derrotas no se deben a la calidad y la superioridad del rival, sino a que jugaron muy mal. De tal manera, las victorias ajenas nunca las valoran. No admiten que el contrario haya sido mejor. Por lo tanto, desmerecen las victorias de sus rivales, a los que definen como inferiores, una especie de racismo futbolístico. Sus derrotas pertenecen al apartado doméstico.
Ayer, el Zamora fue inferior al Castilla. Hay aficionados que señalan a Óscar Cano como reo de la superioridad del filial madridista, porque no valoran la calidad de los jóvenes jugadores que dirige, con maestría, Arbeloa. Y lo critican por haber dejado la propiedad del esférico al rival blanco, ayer azul, tras marcar el primer gol.
Y no me olvido del canallesco arbitraje del colegiado asturiano que lleva por nombre Jaime y apellida Ruiz Álvarez, que desquició a los rojiblancos, con decisiones inverosímiles. Lo juzgo como determinante en el juego timorato del Zamora CF.
El técnico granadino, muy inteligente, nada vanidoso, culpa al enorme caudal de fútbol del equipo rival la incomparecencia rojiblanca. Quizá. Ya valoré en la crónica del partido a esa factoría de fútbol que fue el Castilla. Después de 24 horas, tras escuchar las declaraciones de Cano, mantengo mi tesis, pero matizo: excelente equipo el equipo nodriza de Concha Espina, pero echo mano de la ucronía, de lo que pudo haber sido y no fue. Y me pregunto: ¿El Zamora, de no haber marcado Márquez en el minuto 4, habría regalado el balón a su rival o hubiera presionado más arriba su salida desde la base? Ahí está la clave del choque. Porque, tras el empate, nada más comenzar la segunda mitad, los rojiblancos, con ciertas carencias, buscaron hacer daño a la defensa madridista. E insisto que he visto partidos del Castilla y nunca dominó tanto a sus rivales, ni en su feudo ni a domicilio. Por lo tanto, cabría preguntarse: ¿Qué cambió para que la escuadra de Arbeloa mandase tanto en un partido, cuando cayó, con estrépito en Mérida y en Salamanca? Entonces, cualquier aficionado podría culpar al Zamora y a su técnico de que el Castilla fabricase tanto fútbol, de haberle entregado la propiedad de la pelota.
Entonces, pregunta que formulo y que debería responder los casi 4.000 aficionados qye ayer se dieron cita en el Ruta de la Plata: ¿El fútbol castillista fue excelso porque el Zamora lo consintió o porque los jóvenes madridistas forman una escuadra superior, la mejor de la categoría, a decir de Óscar Cano?
Como los rojiblancos no encontrarán más equipos como el Castilla en sus dos próximos desplazamientos, espero, y deseo, que se gane en Guadalajara y, para cerrar el año, en Cáceres. Las plantillas del club manchego y del extremeño carecen de la calidad de la escuadra de Arbeloa. Al menos, cuatro puntos en estos dos retos externos. No queda otra para seguir cumpliendo el objetivo de partida.
Fotografía: Zamora CF

E. Navascués de Zubiría
En esto del fútbol hay equipos que consideran que solo saben ganar ellos, porque sus derrotas no se deben a la calidad y la superioridad del rival, sino a que jugaron muy mal. De tal manera, las victorias ajenas nunca las valoran. No admiten que el contrario haya sido mejor. Por lo tanto, desmerecen las victorias de sus rivales, a los que definen como inferiores, una especie de racismo futbolístico. Sus derrotas pertenecen al apartado doméstico.
Ayer, el Zamora fue inferior al Castilla. Hay aficionados que señalan a Óscar Cano como reo de la superioridad del filial madridista, porque no valoran la calidad de los jóvenes jugadores que dirige, con maestría, Arbeloa. Y lo critican por haber dejado la propiedad del esférico al rival blanco, ayer azul, tras marcar el primer gol.
Y no me olvido del canallesco arbitraje del colegiado asturiano que lleva por nombre Jaime y apellida Ruiz Álvarez, que desquició a los rojiblancos, con decisiones inverosímiles. Lo juzgo como determinante en el juego timorato del Zamora CF.
El técnico granadino, muy inteligente, nada vanidoso, culpa al enorme caudal de fútbol del equipo rival la incomparecencia rojiblanca. Quizá. Ya valoré en la crónica del partido a esa factoría de fútbol que fue el Castilla. Después de 24 horas, tras escuchar las declaraciones de Cano, mantengo mi tesis, pero matizo: excelente equipo el equipo nodriza de Concha Espina, pero echo mano de la ucronía, de lo que pudo haber sido y no fue. Y me pregunto: ¿El Zamora, de no haber marcado Márquez en el minuto 4, habría regalado el balón a su rival o hubiera presionado más arriba su salida desde la base? Ahí está la clave del choque. Porque, tras el empate, nada más comenzar la segunda mitad, los rojiblancos, con ciertas carencias, buscaron hacer daño a la defensa madridista. E insisto que he visto partidos del Castilla y nunca dominó tanto a sus rivales, ni en su feudo ni a domicilio. Por lo tanto, cabría preguntarse: ¿Qué cambió para que la escuadra de Arbeloa mandase tanto en un partido, cuando cayó, con estrépito en Mérida y en Salamanca? Entonces, cualquier aficionado podría culpar al Zamora y a su técnico de que el Castilla fabricase tanto fútbol, de haberle entregado la propiedad de la pelota.
Entonces, pregunta que formulo y que debería responder los casi 4.000 aficionados qye ayer se dieron cita en el Ruta de la Plata: ¿El fútbol castillista fue excelso porque el Zamora lo consintió o porque los jóvenes madridistas forman una escuadra superior, la mejor de la categoría, a decir de Óscar Cano?
Como los rojiblancos no encontrarán más equipos como el Castilla en sus dos próximos desplazamientos, espero, y deseo, que se gane en Guadalajara y, para cerrar el año, en Cáceres. Las plantillas del club manchego y del extremeño carecen de la calidad de la escuadra de Arbeloa. Al menos, cuatro puntos en estos dos retos externos. No queda otra para seguir cumpliendo el objetivo de partida.
Fotografía: Zamora CF


















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