Carta abierta a la ministra de sanidad

Me dirijo a usted, doña Mónica García, en la pretensión cierta de que no va a leer estas líneas, ni tampoco se las harán llegar ninguno de sus asesores, compañeros o amigos; así que sirvan siquiera, aunque sea de modo testimonial, para hacerle un recordatorio de la situación médica actual.

En mi entorno más cercano (hijos y familia política), suman un total de siete médicos de distintas especialidades. Por mi parte, aunque no pertenezco al colectivo sanitario, he trabajado dentro del ámbito administrativo en todos los niveles asistenciales del Sistema Público de Salud, desde el consultorio de modelo tradicional, hasta el propio Ministerio de Sanidad; así pues, me considero con cierta capacidad para poder escribirle a usted esta carta que, reitero, seguro no llegará a sus manos.

Como decía, usted es médica, y bien que lo repetía cuando era diputada en la Asamblea de Madrid, portavoz de Más Madrid, jefa de la oposición del Gobierno de la Comunidad de Madrid, y después cuando fue nombrada ministra de Sanidad. Repitió mil veces que conocía el sector por pertenecer a él; sin embargo, ha padecido usted el virus del que se infectan casi todos sus compañeros ministros cuando llegan a la poltrona de cada Ministerio. El poder implica amnesia, y la suya ha quedado muy patente cuando, pasados ya años desde que ostenta su máxima representación en Sanidad, los médicos siguen teniendo los mismos problemas que cuando estaba usted en activo.

En lugar de pensar desde la cómoda mesa de su despacho, le propongo que reciba a profesionales que desarrollan su labor en urgencias, y que se ven obligados a trabajar en turnos imposibles, cubriendo los puestos de sus compañeros de baja; le insto a que hable con los urgenciólogos con jornadas maratonianas de veinticuatro horas; escúcheles, míreles a los ojos y los encontrará exhaustos, derrotados, y seguramente incluso haya quien le manifieste su desencanto por la profesión, porque ellos esperaban un mínimo de dignidad en su puesto de trabajo y se ven obligados a superar jornadas en las que no pueden atender como merecen a los pacientes que les llegan.

Señora García, escuche a sus excompañeros, tiene en sus manos aliviarles la carga, el quitar de una vez, después de muchas reivindicaciones tan justas como necesarias, esas guardias insufribles. ¿Alguien cree que un médico que lleva catorce o quince horas de trabajo está en disposición de atender correctamente a otro paciente que llega pensando que todavía le quedan muchas más hasta terminar su horario de trabajo?

Señora Ministra, usted pasará a la historia, como tantos otros ministros de Sanidad, su efigie quedará representada en un cuadro con sus predecesores, se irá del Ministerio y otro ocupará su lugar. Muy probablemente para usted este haya sido un trampolín que la coloque –como a tantos compañeros ministros- en un nivel superior, no sé si en España o en el extranjero, pero se la va a juzgar por sus actos, lo que hizo y también lo que dejó de hacer.

Recuerde su etapa como médica anestesista en el Hospital 12 de Octubre, de Madrid; ya sé que aquella época le queda ya muy lejana en la mente. Piense en sus colegas, redacte un Estatuto Marco que se adecúe a las necesidades de profesionales y ciudadanos, porque cuando miles de médicos salen a las calles a protestar en todo el país por unas pésimas condiciones de trabajo, cuando los pacientes (que somos todos), hemos de soportar listas de espera abominables, cuando se necesitan muchos más médicos y todo esto se convierte en un clamor, es que pasa algo grave.

Según la CESM (Confederación Española de Sindicatos Médicos), parte de las reivindicaciones (por poner solo un par de ellas) son las siguientes:

• Demanda de un Estatuto Marco específico para los médicos.

• Revisión de la jornada laboral: los médicos son los únicos trabajadores obligados a realizar semanas de 48 horas o más, incluyendo guardias presenciales de 24 horas hasta los 55 años; guardias que no se consideran horas extras, no cuentan para la jubilación y se retribuyen muy por debajo de la tarifa normal pese a realizarse en noches, fines de semana y festivos.

Sin embargo, en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, usted doña Mónica, tras manifestar su respeto por el derecho que están ejerciendo los médicos a la movilización, explicó que los requerimientos que se le hacen son excesivos, (aquí entran por ejemplo: la gestión de las retribuciones, las condiciones laborales, las plantillas, los recursos, la jubilación anticipada, o las guardias voluntarias) y ha advertido/amenazado del riesgo que existe de que, si no prospera el borrador del Estatuto Marco que ha negociado con todas las organizaciones sindicales, tengan que quedarse con el de 2003; y, si eso ocurre, los médicos no tendrán ni la reducción de jornada y de las horas de guardia de 24 a un máximo de 17, ni los límites a las jornadas semanales, ni las oposiciones cada dos años, entre otras muchas mejoras, que incorpora el texto. En una palabra, no tiene intención alguna de modificar nada porque el Estatuto ya está escrito.

Sra. Ministra de Sanidad, pruebe a tener un poco de empatía, salga a la calle, escuche a los que fueron sus colegas, reconozca que sus demandas son más que justas y ¡haga algo por favorecerlos!