Mª Soledad Martín Turiño
Lunes, 15 de Diciembre de 2025
ZAMORANA

Gastos y carestía

Mª Soledad Martín Turiño

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Estamos en la época más consumista del año, y no solo porque la Navidad está a la vuelta de la esquina, sino porque con el final de noviembre y el inicio de diciembre comienzan dos afamados eventos de compras online como el Black Friday o el Cyber Monday, hábitos importados de Estados Unidos que se han asentado en nuestro país con intención de quedarse; a los que se suman las compras prenavideñas que no solo no finalizan en Reyes, sino que continúan al día siguiente con las famosas Rebajas.

 

Todo se centra en gastar, en ahondar cada vez más en un consumo desmesurado para muchas familias que afrontan la cuesta de enero cada vez con mayor complejidad, para muchos otros que carecen de recursos, y que no llegan a fin de mes a pesar de tener más de un trabajo; para los jóvenes que no ven salida para adquirir un piso en propiedad y tener así un futuro independiente, para aquellas personas cuyas pensiones son insuficientes… No todo es el brillo y el oropel con que nos asaetean a diario en los medios de comunicación. Si nos bajamos a la realidad hay mucho más que cientos de personas que llenan las calles, los restaurantes o las tiendas; también están los “invisibles”: esos que viven de la caridad y se sientan a la puerta de los comercios, en el metro o a la salida de los templos pidiendo una limosna, y en los que muchos viandantes ni siquiera nos fijamos porque forman parte ya del entorno urbano.

 

Luego están los “guetos”: lugares, e incluso barrios enteros, donde viven indigentes mezclados con inmigrantes, personas sin recursos y otras caídas en desgracia; y por esos lugares conviene no transitar porque los tachan de peligrosos. En algunas ocasiones acaban en reyertas y la policía interviene con frecuencia.

 

Así es la gran ciudad, un trasunto del mundo, dividida en pobres y ricos, privilegiados y desfavorecidos, primer y tercer mundo como denominamos eufemísticamente, porque incluso hay que ser cuidadosos con las palabras para no herir sentimientos; aunque el lugar que ocupamos en él depende en gran medida de la suerte y las circunstancias del lugar donde hemos nacido.

 

Para mí estas fechas navideñas son proclives, no a que cambie el contexto general, pero sí a ser más consciente de la fortuna que muchos tenemos de vivir en una sociedad en paz, pese a que esté teñida de conflictos sociales y controversias políticas. En este tiempo incluso me solidarizo con esas personas carentes de los recursos que a los demás nos sobran, y me permito ayudarles de algún modo. Poco auxilio para tanta necesidad, pero si todos contribuyéramos en alguna medida, sería como dice el proverbio: “la gota de agua horada la piedra”.  

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