DESDE LA IZQUIERDA
Los 4 puntos cardinales de una democracia
Paco Molina
![[Img #104104]](https://eldiadezamora.es/upload/images/12_2025/4832_8257_8054_3941_6915_2608_5627_9650_8870_7972_1019_molina.jpg)
Anda el país muy angustiado por la crispación que nos acompaña. Incluso distintos santones del conocimiento nos informan de que zozobra la democracia y que España no estuvo tan partida y “guerracivilista” desde 1936.
Pues bien este escrito pretende llevar la paz a sus corazones queridas y queridos lectores. Porque lo que algunos están calificando interesadamente como momento histórico especialmente peligroso no es otra cosa que el pan nuestro de cada día en la Historia de la Humanidad desde que es conocida. Es lo que Karl Marx bautizó como “lucha de clases”-
Si a usted le produce urticaria hablar de Marx no lo llame lucha de clases, pero reconocerá que desde que el mundo es mundo en toda sociedad, cada cierto tiempo, estalla una guerra civil, porque los explotados (o mal tratados) suelen llegar a un punto en que: lo mismo que el agua hierve a los 100 grados las clases trabajadoras estallan a las 100 humillaciones.
Así que si Vd. no quiere llamar a eso luchade clases póngale el nombre que quiera, pero reconozca que es así. Lo mismo que históricamente las clases ricas de un país con reiterada frecuencia han decidido ocupar y robar a otro país, declarando guerras en las que mueren los que ya eran explotados en épocas de paz. Cosa que como no suele gustarles propicia revoluciones.
¡Ah! Antes de seguir les invito a asimilar 2 verdades: En una guerra la culpa de todos los muertos que haya se deben atribuir (culpar de ello) a quien la empezó. Y en toda revolución la violencia la provoca la contrarrevolución que trata de evitar el cambio social, es decir, las clases altas son muy dadas a no querer repartir sus riquezas, ni por las malas, ni por las buenas.
Pero afortunadamente desembocar en una democracia puede paralizar el estallido de guerras civiles y golpes de estado. Así que no es malo que repasemos las 4 posturas políticas fundamentales que se dan en un estado democrático.
Empecemos bautizándolas: Estas serían, de derecha a izquierda: Retrógrada. Conservadora. Progresista y Revolucionaria.
“Conservadores”. Se trata de personas a las que como les va bien o muy bien en lo material quieren que nada cambie (“virgencita que me quede como estoy”) y que si algo cambia que sea para tener más y más. Estamos pues ante gente que votará partidos que no cambien nada; salvo cosas como bajar impuestos o conquistar otros países (para explotarles). Esto último con la disculpa de que si no lo harían ellos con(tra) nosotros. Porque el conservador comulga con el “si quieres la paz prepara la guerra”, más el viva la guerra preventiva y nada de “buenismo”). No quieren el reparto de la riqueza de arriba abajo, ya que el reparto diario de abajo a arriba les beneficia.
Los “retrógrados” (del verbo “recular”) odian todo tipo de cambio redistributivo, justo y solidario de riquezas, pero no son conservadores porque pretenden volver a su feliz infancia (¿quién no fue feliz de pequeño?), es decir, tengan bienes materiales suficientes o no, quieren solventar su insatisfacción permanente con una vuelta al pasado (incluso imaginando “hazañas bélicas” históricas). En términos políticos son la extrema derecha. Por eso pueden decir frases como que “con Franco se vivía mejor”, cuando ni vivieron con él, ni quieren reconocer que incluso en cualquier cárcel del mundo se vive hoy mejor que hace 50 años.
Llegamos ahora a los “progresistas”. Son aquellos que entienden que en el mundo hay un proceso continuo de mejoría, y que siempre que se cuide y proteja llevará a un mundo mejor.
Y por último los “revolucionarios”, que también creen en el progreso natural de la humanidad, pero que a su vez entienden que ese avance a veces es tan lento e injusto que la “evolución” hay que “re-evolucionarla”. Favorecerla. Están por la revolución. En estos tiempos por la Revolución Democrática, por ejemplo pidiendo que todos los votos valgan lo mismo, cosa que no ocurre.
Paco Molina
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Anda el país muy angustiado por la crispación que nos acompaña. Incluso distintos santones del conocimiento nos informan de que zozobra la democracia y que España no estuvo tan partida y “guerracivilista” desde 1936.
Pues bien este escrito pretende llevar la paz a sus corazones queridas y queridos lectores. Porque lo que algunos están calificando interesadamente como momento histórico especialmente peligroso no es otra cosa que el pan nuestro de cada día en la Historia de la Humanidad desde que es conocida. Es lo que Karl Marx bautizó como “lucha de clases”-
Si a usted le produce urticaria hablar de Marx no lo llame lucha de clases, pero reconocerá que desde que el mundo es mundo en toda sociedad, cada cierto tiempo, estalla una guerra civil, porque los explotados (o mal tratados) suelen llegar a un punto en que: lo mismo que el agua hierve a los 100 grados las clases trabajadoras estallan a las 100 humillaciones.
Así que si Vd. no quiere llamar a eso luchade clases póngale el nombre que quiera, pero reconozca que es así. Lo mismo que históricamente las clases ricas de un país con reiterada frecuencia han decidido ocupar y robar a otro país, declarando guerras en las que mueren los que ya eran explotados en épocas de paz. Cosa que como no suele gustarles propicia revoluciones.
¡Ah! Antes de seguir les invito a asimilar 2 verdades: En una guerra la culpa de todos los muertos que haya se deben atribuir (culpar de ello) a quien la empezó. Y en toda revolución la violencia la provoca la contrarrevolución que trata de evitar el cambio social, es decir, las clases altas son muy dadas a no querer repartir sus riquezas, ni por las malas, ni por las buenas.
Pero afortunadamente desembocar en una democracia puede paralizar el estallido de guerras civiles y golpes de estado. Así que no es malo que repasemos las 4 posturas políticas fundamentales que se dan en un estado democrático.
Empecemos bautizándolas: Estas serían, de derecha a izquierda: Retrógrada. Conservadora. Progresista y Revolucionaria.
“Conservadores”. Se trata de personas a las que como les va bien o muy bien en lo material quieren que nada cambie (“virgencita que me quede como estoy”) y que si algo cambia que sea para tener más y más. Estamos pues ante gente que votará partidos que no cambien nada; salvo cosas como bajar impuestos o conquistar otros países (para explotarles). Esto último con la disculpa de que si no lo harían ellos con(tra) nosotros. Porque el conservador comulga con el “si quieres la paz prepara la guerra”, más el viva la guerra preventiva y nada de “buenismo”). No quieren el reparto de la riqueza de arriba abajo, ya que el reparto diario de abajo a arriba les beneficia.
Los “retrógrados” (del verbo “recular”) odian todo tipo de cambio redistributivo, justo y solidario de riquezas, pero no son conservadores porque pretenden volver a su feliz infancia (¿quién no fue feliz de pequeño?), es decir, tengan bienes materiales suficientes o no, quieren solventar su insatisfacción permanente con una vuelta al pasado (incluso imaginando “hazañas bélicas” históricas). En términos políticos son la extrema derecha. Por eso pueden decir frases como que “con Franco se vivía mejor”, cuando ni vivieron con él, ni quieren reconocer que incluso en cualquier cárcel del mundo se vive hoy mejor que hace 50 años.
Llegamos ahora a los “progresistas”. Son aquellos que entienden que en el mundo hay un proceso continuo de mejoría, y que siempre que se cuide y proteja llevará a un mundo mejor.
Y por último los “revolucionarios”, que también creen en el progreso natural de la humanidad, pero que a su vez entienden que ese avance a veces es tan lento e injusto que la “evolución” hay que “re-evolucionarla”. Favorecerla. Están por la revolución. En estos tiempos por la Revolución Democrática, por ejemplo pidiendo que todos los votos valgan lo mismo, cosa que no ocurre.
Paco Molina















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